Esta normativa indica que se aplicará una “autenticación reforzada (SCA)”, a través de la verificación del comprador y la autorización del pago. Para que esta autenticación y el pago se produzca, deberán cumplirse dos de los tres factores descritos por la directiva:
- Algo que sabe, como una contraseña o pin.
- Algo que posee, como un teléfono móvil, una tarjeta de claves o un código de un solo uso
- Inherencia, como una huella digital, el reconocimiento facial u otro dato biométrico.
Aunque hay algunas exenciones, si esto no se cumple, las transacciones podrían ser rechazadas sin que el consumidor sepa por qué.
Esto quiere decir que, a nivel de compras online, no será suficiente con introducir el número de tarjeta, fecha de caducidad y código CVV. A partir de ahora también será necesario incorporar algún dato más de los descritos anteriormente.