Publicado viernes 26 de septiembre de 2025 en Tecnología por Club PCBox

¿Qué vas a ver aquí?
El phishing no es nuevo, pero sigue siendo una de las amenazas más activas en internet. Hoy ya no sorprende que la mayoría de empresas —y cada vez más personas— se enfrenten a intentos de engaño en su correo con bastante frecuencia. Y lo preocupante es que una parte significativa de esos intentos acaba teniendo éxito, porque alguien cae en el error de hacer clic o facilitar datos sensibles.
Los ciberdelincuentes no necesitan vulnerar sistemas complejos si logran que el destinatario haga clic en el enlace equivocado. Como las técnicas de phishing se han vuelto más sofisticadas, conviene conocer las señales menos evidentes para no caer en la trampa.
¿Cómo detectar un email falso o fraudulento? ¿Qué hacer si sospechamos que el correo que hemos recibido tiene malas intenciones? ¿Qué consejos seguir en caso de caer en la trampa?
Al principio bastaba con fijarse en los fallos de ortografía o en los logos mal copiados. Hoy los ataques resultan mucho más convincentes. Estos son algunos detalles en los que merece la pena fijarse.
La psicología es tan poderosa como la técnica. Muchas campañas buscan que reacciones rápido, sin pensar demasiado:
Nadie está libre de un descuido. Si ya has hecho clic o compartido información, lo importante es reaccionar rápido:
Actuar en los primeros minutos puede marcar la diferencia entre un susto y un problema serio.
No basta con ignorar el correo y borrarlo. Reportar los intentos de phishing ayuda a bloquear webs fraudulentas y evita que otros usuarios caigan en la misma trampa.
En España puedes:
Cuantos más datos reciben estos organismos y empresas, más fácil resulta cortar campañas activas y proteger a toda la comunidad digital.
Hoy ya no basta con buscar faltas de ortografía para detectar un correo falso. Los ataques son más sutiles y juegan tanto con los detalles técnicos como con la psicología.
Lo importante es no precipitarse: revisar la dirección del remitente, comprobar los enlaces antes de hacer clic, pensárselo dos veces antes de abrir un archivo adjunto y preguntarse si ese mensaje encaja con lo que esperarías de esa empresa o persona.
La tecnología ayuda, pero sigue siendo el sentido común —detenerse un momento, observar y contrastar— la mejor protección frente al phishing.